viernes, 2 de marzo de 2012

Destino de Seda


¡Oh destino de seda! Envuelves mi camino con caricias eternas.
Caricias; amables caricias de amor, luminosas, coloridas y melódicas.
Caricias que forman paisajes,  traducen texturas,  se vuelven ternura y confianza.
Destino que te transfiguras a mi sentir.
Sentir; sorpresivo sentir a cada instante que respiro.
Destino; indescifrable destino, acaudalado como los ríos al bajar de las montañas,  a veces austero como la arena de los desiertos, o brillante como el sol,  quizás romántico como la luna e incesable como las estrellas.
Indescifrable destino; te entretejes con tus semejantes tan enigmáticos como tú, tal vez para entenderte o confundirte, pero al fin único eres y te vuelves, empapado de experiencias y sumergido en fragancias reveladoras de acciones, pensares y sentires.
Fragancias recibidas cuando la propia compartes como la rosa en bello despliegue lo hace al viento que la envuelve.
Destino; vives silencioso en un mundo de sonoras notas y a veces en el interior tuyo majestuosas sinfonías se forman para celebrar la vida mientras otras parecen lúgubres gemidos que reclaman a la existencia osadías sobrehumanas. Sé, te has visto derrotado pero no rendido.
Destino; te tejes como la seda, y aunque tu concepción es suave al igual que ella, a veces tornas como el camino del rosal que al recorrerse en belleza sin ignorar nuevamente vuelves al final.
Destino de seda, ¡sabio te vuelves al andar!

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